jueves, 4 de septiembre de 2014

If I Stay y el impacto del Young Adult.


Debo confesar algo, amigos lectores, dentro de mi recóndito ser existe una fangirl sedienta por leer y ver todas las historias de Young Adult habidas y por haber. Disfruto mucho meterme en los dramas adolescentes de los protagonistas y me emociono muchísimo con los triángulos amorosos planteados entre líneas. Ya sea en mundos distópicos o en pequeñas ciudades de Estados Unidos, los problemas juveniles son mi gusto culposo.

Para mi suerte, no me encuentro solo en esta travesía de asombro juvenil. Hollywood se ha encargado de producir y dirigir películas, con dichas tramas, a gran escala. Desde Twilight hasta Hunger Games, de The Fault In Our Stars a la más reciente If I Stay.

Con el estreno, y éxito instantáneo, de If I Stay se continúa con la tendencia actual de los estudios cinematográficos por hacer adaptaciones de libros con temática Young Adult, es decir, aquellas historias que utilizan técnicas narrativas que permiten a los lectores jóvenes (Entre 16 y 25 años, según el internet) identificarse.

El caso de If I Stay no es diferente a las películas que la preceden: chica se enamora de chico. Chica y chico son totalmente opuestos pero hay algo que los une. Chica vive una serie de eventos que dificultan su relación con el chico. Chico y chica rompen y mientras todo eso sucede, un problema mayor que confronta a la chica hila la historia. Y aún así, no pude contener las primeras lágrimas desde el inicio de la película.



Miles de espectadores alrededor del mundo se emocionan (como yo) con el dolor de Katniss en los Juegos del Hambre, se identifican con Triss y sus problemas de adolescente, sufren con la volubilidad de la vida de Mia e, incluso, se asombran con la ridiculez de la historia de Bella. Las historias Young Adult no sólo nos permiten recordar nuestros problemas adolescentes, también nos recuerdan que alguna vez fuimos jóvenes y tuvimos dificultades que sólo eran relevantes para nosotros. Vaya, nos traen de regreso la sensación del primer amor.

Por supuesto que una buena película (y libro) de ficción Young Adult debe estar construida de forma acorde y contar con todos los elementos necesarios para funcionar: colocarnos en la situación por la que el/la protagonista están viviendo, deben hacernos recordar pero, sobre todo, deben hacernos sentir.

Con esto debo aclarar que mi argumento no invita a los lectores a pensar que dichas historias son (y deben ser) obras maestras del cine contemporáneo. Al contrario, la mismas premisas suenan tan ridículas e imposibles que es necesario verlas para disfrutarlas como tal. Una buena película Young Adult nunca se podrá comparar con cualquier historia del cine de arte, y esa es la clave para poder disfrutar de estas historias: saber lo que estás a punto de ver y lo que esperas que provoque en ti. Nada más, nada menos.

Y sí, quizás a muchos de nosotros nos dé pena aceptar nuestro gusto por este tipo de historias pero creo que es momento de salir del closet cinematográfico y comenzar por disfrutar de las películas sin culpabilidad, de identificar cuando un boleto valió la pena ser gastado y cuando fue una pérdida de tiempo, de reconocer lo que sí te gustó de un filme y lo que te molestó.

Sí hay algo que las historias de los Adultos Jóvenes ha logrado es motivar a las personas a leer, a regresar la emoción de disfrutar un filme en las salas de cine, a salir de tu casa y optar por ver una película que sabes, de entrada, que te va a hacer llorar. A final de cuentas, Young Adult o no, el cine seguirá siendo cine y los adolescentes con problemas no se irán a ninguna parte.

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