El otro día, hablando con Javier, estuvimos inmersos en una plática que giró alrededor del Matrimonio y los sobrevalorado que se encuentra hoy en día y no por el hecho de la institución como tal, sino de las personas que ya se casan tan fácilmente como cambian de calzones.
No les voy a mentir chavos, yo no soy de esos que tienen al matrimonio en su cabeza como prioridad, no sólo por mi condición sexual, sino como idea propia; El hecho de hablar de matrimonio y de "Sentar cabeza" me suena a algo muy lejano y, hasta cierto punto, utópico, sin embargo, para entender esto, antes debo de separar a la palabra "matrimonio" en dos vertientes.
La primera, la visión religiosa e insititucional del matrimonio como ese momento en el que una persona se compromete con otra a pasar el resto de sus días entendiéndose, amándose y demás palabrerías con el "Hasta que la muerte los separe", que se nos ha inculcado desde que somos infantes e inocentes.
La segunda, la visión de que consolidándose el matrimonio la relación, a fuerzas, va a estar en su mejor momento toda la vida y que por el simple hecho de formar parte de una institución como esta jamasdelosjamases y nuncadelosnuncas pasará nada malo ni se deberá hacer nada por la relación, ya que el matrimonio resuleve todos los problemas que se presenten, es un mágico y novedoso lugar al que todos debemos aspirar a llegar.
No me tomen a mal chavos, yo creo en todas esas palabrerías del amor verdadero y amor de la vida y porsiemprenosamaremos, sin embargo, la concepción que muchos de los enamorados de hoy tienen del amor, terminan y encajan perfectamente bien en los dos términos que les acabo de mencionar.
Muchos terminan teniendo una relación con el fin de llegar al matrimonio y dejar de preocuparse por la otra persona, otro más buscan casarse para por fin amarrar esa relación que llevas tratando de mejorar desde hace mucho tiempo y otros más lo hacen, impulsivamente, para demostrarle al mundo los madurotes que son y que son lo suficiente amorosos e independientes como para casarse (aunque lleven 2 meses de conocerse); Lo que irremediablemente, aunque no es una regla, termina en divorcio.
Con todo esto que sucede, los conceptos de amor y matrimonio en sí, han llegado a ser tan tergiversados y alterados, que ahora cualquier persona que tenga una erección por otra siente que es el amor de su vida y que merecen vivir matrimoniados por el resto de sus vidas.
No chavos la vida no es así, las relaciones sentimentales son para echarle ganitas, hacer de cada día como si fuera el primero de la relación y siempre hacerlo por lo mejor de la relación, no porque "aydiosmiosisoybienamorosamevaadarelanillodecompromiso"s o "valgamediosmeacabadedarsuvirginidaddebocasarmeconella"s.
Por situaciones como las anteriores mencionadas, las relaciones comienzan a volverse más obsesivas y enfermas, no hay espacio para la individualidad ni la libertad, las parejas se convierten en simbiontes donde ya no hay cabida para el “Yo” y hay demasiado “Nos”.
¿En que momento dejaron de importar los verdaderos momentos juntos y comenzaron a aparecer los “tenemosqueestartodoeltiempojuntos”? ¿A qué horas las parejas dejaron de pensar en el otro y empezaron a hacer felices a los que los rodean? ¿Dónde quedó el “mequierocasarconelporquequiero” y no porque “semevedivinoelvestidoyyatengo30años”?
Conzocan a su pareja, entiéndanla, pasen tiempo con el(la), hagan todo lo que quieran pero porqué de verdad lo sienten, no porque una ridiculización de una institución lo dice, vivan con su pareja antes de siquiera considerar casarse con ella si así lo creen y sino funciona, no es el fin del mundo, conocerán a alguien más, nunca dejen de aprender y por lo que más quieran, dejen de pensar todo con el corazón y equilíbrenlo con el cerebro, lo tienen ahí para que sirva de algo, no es un adorno.
Y si de verdad se van a casar, que sea porque quieren, no porque traigan prisa por hacerlo.
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